miércoles, 21 de julio de 2010

Piel y relajación


Durante el transcurso de un día nuestro cuerpo produce normalmente todas las sustancias y energía necesarias para la jornada siguiente, pero a veces ocurre que todas ellas se consumen en pocos minutos, a consecuencia del malhumor, la cólera o la irritación. Estos procesos de erupción y represión de las emociones violentas provocan efectos realmente desastrosos para el cuerpo y la mente, pero la práctica de técnicas de relajación puede revertir el daño y favorecer un cambio en la percepción de las situaciones que producen estrés. Así, los detonantes de ese estado pueden verse como retos y no como problemas invencibles, actitud que resulta esencial para el bienestar del cuerpo y la salud de la piel, uno de nuestros más sensibles órganos.  
Una recomendación sencilla para lograr el estado de relajación es la siguiente:
Sentado, en un lugar tranquilo sin que nadie te perturbe, respira lenta y rítmicamente. Trata de concentrarte en tu respiración durante 10 ó 15  minutos; no pienses en ninguna situación que te provoque tensión, tristeza o cualquier sentimiento negativo. Si prefieres, puedes poner  un incienso de rosas,  jazmín, o lavanda; sus aromas te ayudarán, pues el olfato tiene acceso directo al cerebro mediante la cavidad nasal. Esta se encuentra tapizada por millones de células receptoras y a través de ellas penetran las moléculas de olor.
Si logras hacer de este o cualquier otro ejercicio de relajación un hábito, seguro que tendrás una mejor salud.
Ten en cuenta además que durante la relajación tu cuerpo apenas consume energía.
 (Los inciensos puedes hallarlos en las tiendas Natura que tienen una amplia variedad de aromas) 

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