Por masaje entendemos a un conjunto de manipulaciones o movimientos manuales encaminados a conseguir una mejora a nivel muscular articular, linfático, circulatorio y adiposo.
La tensión provoca que se contraigan los vasos sanguíneos y que la respiración se vuelva superficial. Ese proceso hace que los desechos metabólicos se queden en la piel y los órganos y tejidos y que provoquen de esa manera protuberancias, celulitis y opacidad en la piel capaces de ocasionar enfermedades en los tejidos internos.
El masaje revierte estos efectos, calma el sistema nervioso, relaja los músculos y vuelve más profunda a la respiración, aumentando el oxigeno en la sangre.
La circulación de la sangre se mantiene por los movimientos del cuerpo, que a su vez producen desechos metabólicos. El masaje mejora la circulación mientras el cuerpo permanece pasivo y elimina más desechos que los movimientos naturales de este.
La sangre vieja y la linfa regresan al corazón y a los pulmones y abre paso a la sangre fresca y oxigenada, que nutre mejor a los tejidos. Así, la piel se tonifica y recupera su tersura y su brillo.
El masaje es el mejor medio para luchar contra el cansancio, y el estrés al que la vida diaria nos somete. Las descargas de tensiones y de elementos nocivos para la salud hacen de un buen masaje un instrumento muy necesario para estar sanas y bellas.
Debe ser realizado por un profesional y su tiempo de duración por lo menos de una hora. Un masaje de 45 minutos puede relajar, pero generalmente no le da suficiente tiempo al terapista para prestarle atención a las zonas específicas en las cuales se acumula la mayor tensión, entre ellas, el cuello, los hombros y la parte baja de la espalda.
Se deben utilizar aceites vegetales; los minerales no nutren la piel e interfieren con la absorción de la vitamina d por parte el cuerpo.
El efecto del masaje es acumulativo. Debe practicarse una vez por semana, aunque también puede dar resultado cada 15 días.
El masaje ayuda a resolver los siguientes problemas de salud: nerviosismo, tensión muscular, espasmos, tirantez, mala circulación, pobre tonificación de la piel, fatiga orgánica, mala digestión, celulitis, metabolismo lento, artritis y golpes. Es muy importante para la recuperación emocional.
